Simplemente, dejalo pasar...

A veces hay que dejar pasar grandes oportunidades, para conseguir mayores recompensas.

Una respuesta sin salida

Es absurdo seguir buscándole una respuesta a esta pregunta sin salida.

Qué sentir...

Y lo intento, créeme, lo hago, pero se me hace imposible no pensar en esto. No entiendo como unas simples palabras, pueden cambiar todo de golpe. Pensaba que lo sabía todo de lo que pasaba, pero entonces, pronunciaste esas palabras. ¿POR QUÉ? ¿Por qué lo dijiste? Pensaba que dijiste sin compromiso ni sentimientos; y me dijiste "te quiero". Todo se complicó a partir de ahí, nada es fácil ahora. 

Las dudas me asaltan, no sé qué pensar; qué sentir.

Simplemente tú, eres quién me importa

Siempre esperaré encontrar a alguien como tú. Alguien que aguante mis tonterías, mis enfados, mis caprichos, todos y cada uno de mis defectos; absolutamente todo. Porque para mí, tú eres la simple perfección dentro de toda imperfección. Eres la única persona que me puede sacar una verdadera sonrisa en un momento de llanto y tristeza, la que me hace levantar cabeza. 

Y es que simplemente tú, eres quién me importa.

Lo nuestro

Estoy aquí, sola, una vez más, tumbada en mi cama. No tengo nada que hacer, sólo pensar. Me quedo traspuesta y pienso: ¿Qué está pasando?

Miles de pensamientos desordenados entran en mi cabeza, no comprendo sus significados. Me lleno de inseguridad y miedo; no tengo nada claro. Sigo dándole vueltas a todo, rayándome aún más. Pienso que nada de lo que he hecho ha estado bien, no debería haberlo hecho. Pero, de golpe, algo me hace recapacitar y lo único que cabe en mi mente es: ¿Por qué me siento tan culpable? Al fin y al cabo, en ese momento quería, me apetecía, no tengo nada de lo que arrepentirme. 

En ese instante, lo comprendo todo. Simplemente la inseguridad por no saber qué piensa él de esto; de lo nuestro.

Buscando un camino que seguir

Nunca pensé que oír esas palabras de tu boca me desilusionaría de esta manera. Pensaba que todo empezaba a cobrar sentido cuando de repente, dices que me quieres. Ahora que me había echo a la idea de que nunca habría algo serio entre nosotros, vas tú y me lo alborotas todo. Y es que ahora no sé qué hacer, no puedo más, todo ha cambiado; ahora hay sentimientos.

No tengo ni idea de lo que debo hacer; estoy perdida, no sé qué dirección seguir. 

Cada vez que lo pienso, me avergüenzo

Lo confieso, se me hace imposible mirarte a la cara, cada vez que te veo te esquivo. No puedo evitarlo, me avergüenzo de mí misma. Por haber sido tan tonta, tan ilusa, por haberte creído. Pensé que quizás sería verdad, pero ya veo que no. Me lo creí todo, absolutamente todo; sin más. Me cegué por completo ante tus palabras. Me engatusaste como a un niño con un caramelo. Me prometiste mil y una cosas como el que dice "hola". Todavía no me lo creo. ¿Cómo me pudiste hacer eso? Me desconcierta como pude cegarme de esta manera; es ilógico. Pero por fin me di cuenta, de toda la realidad. Me usaste como un juguete y nada más. Ahora soy yo, la que pone fin a esto.

El increíble interior de una persona

Todo el mundo se empeña en encontrar a su príncipe azul o a su princesa ideal. Pero, ¿qué entendemos como ideal? ¿Alguien guapo, con dinero y popular? No creo que ese concepto defina a alguien especial, almenos eso pienso yo. De verdad, pensádlo, ¿es eso lo que nos proporciona felicidad en una persona? ¿El simple hecho de que tenga una cara bonita y nos conceda todo lujo de detalles gracias a su alta situación económica? No, definitivamente, no. Es estúpido pensar eso. Lo que de verdad hace especial a una persona, es su forma de ser.
La persona que te hace sentir mariposas en el estómago cada vez que te mira, la que te ama incondicionalmente a pesar de tus pequeños errores, la que te hace sentir especial con tan sólo tenerle, la que hace lo que sea por estar más tiempo junto a ti, la que soporta todos y cada uno de tus defectos sin condiciones... La que simple y sencillamente, te ama; esa SÍ es una persona especial.

Todo eso ya pasó, es sólo el puto pasado

Una vez más, estoy aquí, sentada delante del escritorio, mirando la pantalla del ordenador. Me quedo traspuesta, todo se nubla a mi alrededor. Miles de pensamientos desordenados inundan mi cabeza, sin sentido. Agacho la cabeza, me miro las manos y cierro los ojos. Todos los momentos que pasamos juntos regresan a mi memoria. Vuelven los "te quiero", aquellas caricias, las miradas cómplices que escondían esas ganas de comerte a besos... Todo, absolutamente todo. Desde los largos silencios mirándonos a los ojos, hasta las enormes carcajadas a consecuencia de aquellos besos traidores en el cuello. Me quedo pensando en cómo las cosas han podido cambiar tanto; tanto amor, convertido en tanto odio. Recapacito y pienso <<Todo eso ya pasó, es sólo el puto pasado.>> 
Al instante, abro los ojos, levanto la cabeza y falsamente sonrío como si no me hubiera derrumbado. Acto seguido, corro hacia mi habitación, y rompo a llorar.

Anhelo

Me quedo tumbada en la cama, con la luz apagada y la mirada perdida en el techo de la habitación. Sólo se me pasa una palabra por la cabeza: anhelo. Siento como poco a poco una horrible sensación de tristeza y soledad se apodera de mi. Me siento vacía y desolada; sin nada que importarme. Todo se convierte gris, un sitio extraño aunque acogedor, que invita a quedarme. Cada vez prefiero estar más tiempo alejada de todo, de mi alrededor.

De repente, la palabra anhelo vuelve a mí. Sueños inalcanzables, deseos y alegrías que un día quisiera vivir se apoderan de mí. No existe nada más que el simple hecho de querer volver a tenerte, de que vuelvas a ser mío. Y es que anhelo tus caricias, tus abrazos, tus cálidos besos, esa mirada que me hipnotiza y me hace viajar a mil años luz de aquí. Esas pequeñas cosas que te hacen ser especial, ser quién eres; a quién quiero. Simple y sencillamente tú. Esa persona que me puso un mundo entero a mis pies; y que sin embargo, también se lo llevó sin más.

De nuevo, esa sensación de tristeza y soledad vuelve otra vez. Me siento insignificante, impotente y abandonada. Pienso en todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos y me doy cuenta de lo ilusa que llegué a ser. Lentamente, noto como una lágrima cae sobre mi mejilla y pienso:<<No puede ser, otra vez no, por esto no. Me niego, no quiero seguir así por esto.>> Inmediatamente me seco las lágrimas, me incorporo y decido que no voy a dejar que nada ni nadie, me haga sentir tan mal y miserable como me sentí. Luego, vuelvo a la realidad, y rompo a llorar desconsoladamente. Una vez más, la historia se repite, nada cambia, un día tras otro y siempre lo mismo. Me tumbo, pienso, y lloro; todo igual.

Basta de lamentarse

Y aún sigo pensando en como pueden cambiar las cosas de un día al otro; así, sin más.

Sigo sin comprender, como pudo pasar. Teníamos un mundo propio, sólo tuyo y mio, y se desvaneció. Por una estúpida discusión y todo se acabó. Pero, ¿sabes qué? Ya no me lamento por eso. Si me paro a pensar, por algo será que pasó. Todo pasa por algún motivo, y es que, algo mejor vendrá.

Ya basta de lamentarse día tras día por algo que tú decidistes, sin pensar en mí. 

Ahora sé, que es lo mejor, algo muchísimo mejor llegará a mi vida; ahora, a esperarlo con una sonrisa.